miércoles, 7 de febrero de 2007

Antisemitismo o antisionismo (Sasha)

Amigo Chuikov:

Tu msg del 27 de enero titulado: "Apoyo a los palestinos o simple antisemitismo" presenta un tema clave que mucho me gustaría abordarlo en un intento de separar la paja del trigo. Porque, como dicen los niños en mi tierra: "una cosa es una cosa y otra cosa, es otra cosa".

Es una costumbre reiterada por los propagandistas y publicistas pro-israelíes el sostener que el antisemitismo es igual a la judeofobia y algo similar a la oposición al sionismo. Persisten en esta confusión no por ingenuidad, sino por la simple posición de negar, de no reconocer al otro ni a sus motivos ni sus razonamientos, pero mejor, vamos al grano.

1) El judaísmo, el catolicismo, el cristianismo o el islamismo son religiones, esto es, conjunto de creencias o dogmas sobre la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales para rendirle culto que se van transmitiendo a lo largo de los tiempos y de las generaciones

El judaísmo es la religión de las personas que tienen su origen en la tradición de la fe de Moisés, es decir, aquellos que comparten un patrimonio religioso común.

Por extensión, también puede hacerse referencia con el término judaísmo a la riquísima heredad cultural de las colectividades: música, pintura, ciencia, literatura, teatro, humor y otras expresiones y creaciones del genio y espíritu judío.

2) En sentido estricto y preciso, ser antijudío, o enemigo del judaísmo, o sentir antipatía, aversión o repulsión hacia el judaísmo significaría ser opositor, adversario u enemigo de la religión de los judíos, o de su cultura.

3) Semitismo no es sinónimo de judaísmo. Esta palabra se refiere a las doctrinas morales, instituciones y costumbres de los pueblos de lenguas semitas.

En la Biblia, en el libro del Génesis se encuentra la genealogía de los pueblos semitas. Los antiguos pueblos de habla semítica incluyen a los habitantes de Aram, Asiria, Babilonia y Canaan (incluidos los hebreos y fenicios). Las poblaciones actuales que tienen lenguas semíticas incluyen a los árabes, los judíos, los palestinos, los etíopes, los arameos, los libaneses y a comunidades del norte de Irak.

Pese a carecer de toda base étnica y al igual que sucedió con el término "ario", la voz semita transfirió su significado lingüístico original a un nuevo significado racial, especialmente con la creación y utilización de un término antagónico.

4) Antisemitismo, a finales del siglo XIX se acuñó este neologismo, se lo utilizó en panfletos y pasquines infamantes que exhortaban a la hostilidad ideológica y a la beligerancia racial contra los judíos.

Los portadores de estos prejuicios eran y son generalmente sujetos ignorantes, alteraron el significado del término porque creían que se aplicaba exclusivamente a los judíos (y no a los otros pueblos de lenguas semíticas.),

El "antisemitismo" es un fenómeno que se origina a fines del siglo XIX, comienzos del XX en Europa central y especialmente en la Rusia zarista y sus zonas de influencia.

El antisemitismo surgió en todos esos países como un producto diseñado para enmascarar las crisis económicas y políticas propias de un desarrollo capitalista tardío junto a instituciones políticas y de organización social decadentes.

Cada vez que estas crisis se presentaban, el régimen zarista respondía con "pogroms", esto es, acciones violentas y criminales organizadas desde el estado ruso contra las colectividades judías, ensañándose especialmente con los estratos más pobres de la judería.

Los pogroms eran realizados por la policía del zar, sus servicios parapoliciales y bandas de delincuentes. El objetivo era desviar hacia los judíos la ira, la indignación y rebeldía de los pueblos ante las hambrunas, la miseria y las guerras causadas por gobernantes autócratas y absolutamente incompetentes para resolver los problemas de su gente y de su tiempo.

En síntesis: los judíos eran el "chivo expiatorio" de las grandes crisis de Europa oriental.

EL abogado y médico Iehuda Leiv Pinsker , un intelectual muy asimilado a la sociedad rusa, frente a los gravísimos ataques a la población judía en 1881, esto es, al observar al antisemitismo en acción, escribió un libro titulado "Auto emancipación" el texto fue publicado en 1882 y conmovió a todo el oriente europeo, en ese texto estaban los principios básicos del sionismo.

Tehodor Herlz un joven abogado vienés totalmente integrado a la cultura germánica, literato, periodista y orador brillante, era el corresponsal en Francia del más importante diario de Viena y cubría en Paris el famoso proceso Dreyfus (1894).

La injusticia cometida en la nación que había declarado "Los Derechos del Hombre" contra este oficial de origen judío, fue un acto de antisemitismo que lo volcó dramáticamente a abrazar la doctrina sionista esbozada por Pinsker, Hess y otros pensadores hebreos.

Años después, durante el Primer Congreso Sionista de Basilea (1897) dijo Herlz: "si hubiera leído "Auto emancipación" de Pinsker no hubiera escrito "El Estado Judío".(1896)

5) El "sionismo político" nació con "Auto emancipación" y "El Estado Judío", fue una de las tantas corrientes políticas de la judería europea, una corriente que pretendía ser el mar que reuniría a todas las aguas que se agitaban en las distintas colectividades, pero en sus orígenes era una ideología muy minoritaria y además duramente criticada por los propios judíos.

El "antisemitismo" fue el verdadero disparador del sionismo político. El sionismo es una reacción política de estilo y pensamiento netamente europeo occidental y laico ante el fracaso incontrastable, según los sionistas, de la asimilación o integración al seno de las sociedades en las que vivían.

El sionismo sostenía que la única solución para los judíos era emigrar de los países en que residían, irse de todas esas naciones en las que estaban exiliados y maltratados, había que tomar una decisión planificada para arribar a un territorio "sin gente" con la autorización y reconocimiento de los imperios dominantes y construir allí el propio estado mediante el renacimiento del nuevo hombre hebreo.

El estado de los judíos y para los judíos bien podía lograrse, según los sionistas, colonizando territorios de Palestina o de la Argentina o de Uganda, la actual Kenia. Recordemos que el modelo a seguir que inspiró a Herlz y sus amigos era el de Sir Cecil Rothes, el gran colonialista del África dominada por los británicos.

En una segunda etapa, los sionistas descubrieron el poder mítico, atractivo y unificador de las distintas líneas del pensamiento sionista si el objetivo territorial era Palestina, en aquel entonces bajo el poder del imperio otomano.

Con muy pocas excepciones, los judíos religiosos rechazaron el plan político de Herlz, en cambio, en Inglaterra el pastor protestante William H. Hechler y en USA el evangelista Guillermo E. Blackstone fundadores del "Sionismo Cristiano" apoyaron en forma entusiasta, comprometida y militante al proyecto sionista.

Si el relato se comprende, creo que hemos explicado con seriedad y respeto que el sionismo es una ideología nacionalista judía, elaborada en Europa en el contexto de la cultura y del poder político colonialista del Siglo XIX y se expresa como la respuesta única y definitivamente superadora al antisemitismo.

Precisamente, por ser una reacción al antisemitismo, el sionismo tenía más eco en Europa oriental, allí ganaba adeptos y simpatizantes que abandonaban a los Partidos Obreros Socialdemócratas o a la Unión General de los Trabajadores Judíos de Polonia, Lituania y Rusia (El Bundismo) y otras asociaciones judías liberales-capitalistas, partidarias de la asimilación que enfrentaban gravísimas contradicciones.

La casi totalidad de los Rabinos se oponían firmemente al proyecto político sionista debido a que la mayoría de sus líderes eran ateos o se habían alejado de la fe Mosaica, o por la presencia en sus filas de muchos ex socialistas - marxistas y hasta por interpretaciones de índole dogmático religiosa sobre la oportunidad de la refundación de Eretz Israel.

Algunos filántropos ya habían apoyado y financiado a un proto- sionismo que se expresó en Europa oriental a través de la organización Jivat Zion (1882), unos pocos miles de obreros judíos muy pobres, fueron trasladados entre otros destinos a las afueras de Iafo en Tierra Santa (por el banquero Montefiore) y a la campiña de Entre Ríos, República Argentina (por el banquero Hirsch) para convertirse en trabajadores agrícolas.

El objetivo de estos filántropos, también fue político: rescatar a los jóvenes hebreos antes de que se transformaran en militantes del socialismo o del marxismo revolucionario, por eso, el "sionismo político" como ideología de la etnia judía en sus primeras cuatro emigraciones a Palestina (aliot a Eretz Israel), exclusivamente reclutaba a los voluntarios para emigrar en las colectividades judías de obreros desocupados y pequeños comerciantes quebrados de Rusia, Ucrania, Rumania, Polonia y Hungría.

El sionismo se presentaba como un movimiento político que proponía una serie de acciones e instituciones para la organización política, social y económica de los judíos, con la misión de colonizar masivamente la tierra de Palestina, con una visión de emancipación, ciudadanía y gradual soberanía que en el tiempo culminaría en el logro del objetivo central sionista : el hogar nacional o Estado Judío para todos los judíos del mundo.

Los sionistas pretendían sintetizar todos los recursos disponibles en la búsqueda de soluciones activas, concretas y finales al problema judío, soluciones que estaban más allá de la idea abstracta del amor a Sion, la nostalgia milenaria por Jerusalem y la espera de la llegada del Mesías. Herlz, Nordeau y Hess cerraban sus discursos con esta frase: "Si lo quieres, dejará de ser leyenda".

Un viejo slogan creado por Lord Shaftesbury en 1853, fue retomado por Herlz: "Una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra" Este era el lema motivante del sionismo. El grave problema original fue que la tierra estaba poblada.

El ideario político del sionismo era pregonado por extraordinarios intelectuales y periodistas judíos de Europa occidental (Theodor Herzl, Max Nordeau, Israel Zangwill, Moses Hess y otros) era sostenida por algunos judíos que habían triunfado en la banca, o en la alta industria y el gran comercio de Inglaterra, Francia, Alemania, Austria y USA (Sir Moisés Montefiore, Edmond James Rohschild, el Barón Maurice De Hirsch; Jacobo Schiff, Felix Warburg, Walter Rathenau, Max Loeb y otros multimillonarios).

A partir de 1933, cuando los nazis llegaron al poder en Alemania e intentaron concretar su ideario de pureza racial aria para construir el milenario Reich de los superhombres y para lograrlo, ellos decían que necesitaban destruir a la "conspiración judeo-bolchevique", el antisemitismo alcanzó cimas de crueldad nunca antes imaginadas.

El antisemitismo era el combustible básico y principal que el sionismo necesitó para funcionar.

6) Antisemitismo-Sionismo fue la paradojal dualidad que se evidencia al analizar el surgimiento de la idea fuerza y los motivos de cada una de las olas inmigratorias hacia Palestina y esta retroalimentación se mantuvo hasta el año 1967.

Las persecuciones sufridas por el criminal antisemitismo, las expulsiones debidas a la guerra y especialmente el Holocausto fueron las causas eficientes para que la mala conciencia de Europa, la URSS más sus países satélites y América del Norte con su zona de dominación latinoaméricana decidieron mediante la Organización de las Naciones Unidas de manera ilegítima y antijurídica la partición de Palestina y así se concretó en 1948 el objetivo central del sionismo.

7) El sionismo se define como el movimiento de liberación nacionalista judío y está permitido tanto el adherirse como hasta el oponerse radicalmente a ese ideario político.

Quienes nos oponemos al sionismo lo hacemos desde dos planos: a) no estamos de acuerdo con el contenido ideológico o doctrinario que le sirve de fundamento,
porque es reactivo a un fenómeno que no es su verdadera causa, responde a una concepción tribal, excluyente y errónea y b) nos oponemos a la praxis que lo caracteriza en el ejercicio del poder estatal porque está basado en acciones antidemocráticas, racistas, expansionistas, brutalmente agresivas y moralmente injustas.

Y esta actitud y forma de pensar es absolutamente legítima, tan legítima como si se criticara al estalinismo ruso, al nazismo alemán, al fascismo italiano, o al falangismo español, para nombrar los "ismos" modernos más conocidos.

Por duras que sean las críticas al sionismo, nada tienen que ver con la antipatía hacia la religión o la cultura judía o con el antisemitismo. Este tipo de evasión descalificatoria sólo tiende a encubrir la escasa o nula disposición al diálogo y a la confrontación de los argumentos.

Causa una enorme tristeza que quienes no aceptamos al sionismo somos acusados inmediatamente de ser furiosos antisemitas vergonzantes o portadores de fobias nauseabundas y si las críticas surgen de algunos que pertenecen a la judeidad caen sobre estas personas insultos de alto y variado calibre, el más sencillo de los anatemas es: judío que odia judíos.

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