sábado, 2 de junio de 2007

La dinámica del odio

He leído y releído tu contestación, Sasha, y se me ocurren tantas cosas que, paradójicamente, me he quedado callado, y con ganas de no volver a escribir sobre esta cuestión. Pero considero un deber intentar contestarte. Un deber para conmigo mismo, y si de algo sirve (que lo dudo porque ¿Cómo convencer al que ya está convencido?) también para ti.

Me hablas de cómo la prensa adultera el conflicto, y estoy de acuerdo; pero del otro lado. Cuando oigo por televisión que los cohetes que se lanzan sobre una ciudad israelí, son “primitivos artefactos” (sic) lanzados por palestinos desesperados, algo así como una lluvia de flechas, no puedo menos que irritarme. Cuando se muestra en primer plano una mujer desesperada y un niño sangrando, mientras una voz en off habla de “asesinatos” selectivos, sin mencionar lo que realmente pasa; no puedo evitar pensar que estoy frente a otro diabólico Goebbels que muestra sin mostrar y que convierte los hechos en nuevos por el sofisticado procedimiento de mostrar la parte por el todo.

No se como será la prensa en tu país, pero te aseguro que aquí, en España, difícilmente se puede ver un noticiero sin que un amigo honrado de los judíos (con honradez estoy diciendo ni fanatizado, ni que acepta in totum la política del gobierno hebreo) pueda sentirse indignado por el tratamiento unilateral de la información.

Pero en este plano la conversación, o más bien los monólogos, son interminables. A un ejemplo le sucede un contraejemplo y no hay forma de terminar. En realidad la conversación repite, punto por punto, la falta de entendimiento que hace que este conflicto se eternice.

Usas las frases de antiguos sionistas de manera muy artera, debo decirlo. Es muy fácil encontrar afirmaciones irritantes, y de subido estilo nazi en cualquier nacionalista de cualquier país, en cualquier momento de nuestra historia reciente. Y esto sucede así porque el nazismo no ha sido otra cosa que la exacerbación de lo que existió en Europa primero y luego en los demás países del mundo. El nacionalismo está íntimamente emparentado con el racismo, por más que los nacionalistas no quieran aceptarlo. Subyace el espíritu de tribu y la misma concepción de “tribu” lleva a una sobre valuación de las características propias en detrimento de las ajenas (aunque ese balance sesgado quede, la mayor parte de las veces, en penumbra).

Por supuesto que existen nacionalistas democráticos en tanto no plantean métodos violentos y carecen de las posiciones extremas de otros que han hecho triste historia; pero yo no estoy juzgando políticos en activo, sino refiriéndome a las profundas afinidades que hay en todo pensamiento nacionalista como opuesto a un pensamiento liberal basado en la igualdad básica de todos los pueblos y en la necesidad de promover condiciones ni restrictivas ni directivas autoritarias de desarrollo social.

Por supuesto que puedo traer afirmaciones de autoridades palestinas, de antes de la existencia del Estado de Israel (para no hablar de las posteriores), que igualarían sino superarían las barbaridades dichas por algún sionista en su momento más calenturiento… pero lo considero ocioso, y en última instancia, participando de un juego que me parece sucio porque no busca la raíz del conflicto sino sólo demonizar a una de sus partes.

Yo no demonizo a los palestinos, ni deseo para ellos el infierno o la desaparición como pueblo; pero no creo que tengan posibilidades de éxito, de supervivencia y de desarrollo sin persisten en seguir a líderes extremistas y a ideologías profundamente autoritarias y antijudias. El Estado de Israel no puede ser eliminado por voluntad de Hamás, ni sus locos humanos-bomba (y no digo “hombres” porque la experiencia ha demostrado que no trepidan en usar mujeres y niños si con ello logran aumentar su cuota de cadáveres). Ni va a ser reducido el conflicto convirtiendo a los sionistas en el nuevo Satán, ni recreando el Holocausto como parece querer el actual presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, en amenazas que por cierto deberían ser tomadas en serio.

No sólo los palestinos, también los árabes y en general los pueblos islámicos están presos de una dinámica de odio que si bien por un lado los une en un odio común (frente a tantas cosas concretas que los separan), por el otro los lleva a un camino sin salida o hacia un holocausto generalizado donde desaparecerá el Estado hebreo y de paso las tres cuartas partes de los Estados islámicos.

Es curioso, por no decir espantoso, que aquellos que temían una guerra nuclear entre USA y URSS ahora no parecen particularmente afectados cuando Irán amenaza partir en dos a Israel, como si se tratara de un conejo corriendo por el desierto. ¿Es que te crees realmente que alimentando ese odio al judio y al Estado hebreo habrá alguna posibilidad de solución del conflicto?

¿De que sirve que digas que no eres antijudio sino sólo antisionista… si todos los estados árabes actualmente no hacen esa distinción, ni tampoco la hacen aquellos que quieren ver a todos los judíos en el agua, nadando frenéticamente frente a su Estado desaparecido! ¡a quién estás sirviendo! ¡piensas que los judíos van aceptar pasivamente que les corten la cabeza, confiando que los ejecutores sepan distinguir sabiamente entre el judío fanático, el judio liberal, y el judio pacifista!

Realmente tu discurso puede justificarse en muchas citas, en innumerables citas que demuestran simplemente que ha habido, hay y habrá judíos nacionalistas, judíos racistas y judíos , que como individuos, merecen una patada en el culo… pero ¡esto justifica que los judíos sean nuevamente aniquilados por ser un pueblo que sólo busca dominar-al-mundo!

En el conflicto que es el motivo de este intercambio de ideas los palestinos han sido usados perversamente por sus propios amigos musulmanes; una de las tragedias, y no menos importante, de este pueblo es ser traicionado constantemente por sus líderes y por sus supuestos aliados. Aunque prefiero eludir las citas para analizar lo que considero el fondo del asunto, no puedo evitar recordar lo que decía Radio El Cairo allá por los años 1950; “Los refugiados son la piedra angular de la lucha árabe contra Israel. Los refugiados son las armas de los árabes y el nacionalismo árabe” (1). Y siguen siendo rehén de la política que busca, antes que nada, eliminar el Estado hebreo del mapa de la región.

Así que mi pregunta fundamental es ¿qué es lo que persigues con esa denuncia del sionismo al cual sibilinamente separas del pueblo judío, como si fuera un grupo de peligrosos dementes racistas? Cuando en ese momento se cultiva hasta la perfección técnica el cultivo de reservas de “mártires” destinados a hacer volar civiles en todo Israel como política habitual (y no puedo menos que recordar las viejas prácticas localizadas en esa misma tierra de la secta de los “asesinos”) y cuando tenemos en el horizonte la posibilidad muy real de un estado iraní dispuesto a erradicar a Israel utilizando la bomba atómica (amenaza que no puede ser banalizada), ¿a que apunta la supuesta demostración de una conspiración sionista que abarca desde los medios de prensa occidentales hasta el gobierno de EEUU?

Estoy seguro que tus palabras son acogidas con regocijo en todos aquellos que les gustaría hablar de los judíos en tiempo pasado. No digo que sea tu propósito, lo que sí creo es que ese mensaje implica la santificación del odio hacia el judío, so pretexto que sólo se repudia al “sionista” y no al judío-de-a-pié, y conduce directamente a la justificación de la liquidación del Estado de Israel, por todos los medios violentos que estén al alcance de los “antisionistas”.

Por otro lado no me opongo, ni mucho menos, a la crítica a determinadas políticas de determinado gobierno de Israel; lo contrario sería absurdo, ya que daría carta blanca a cualquier gobierno so pretexto que tiene enemigos poderosos. Pero una cosa es criticar un gobierno y otro el atacar el pueblo que le da sustento. Tu diagnóstico del sionismo va más allá de marcar un grupo radical dentro del pueblo judío, implica a millones de personas que desde el Estado de Israel o desde el exterior apoyan la existencia de tal Estado y el derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras.

Naturalmente que no niego el derecho de los palestinos a “tener su propio Estado”; pero antes de generar un estado enemigo cuya única política fundamental sea acabar con el vecino, cualquier judío sensato se lo pensará dos veces, si no más. Considero justo, pues, que el Estado palestino futuro tenga su desarrollo en la medida que no sólo los palestinos, sino los árabes en general firmen una paz real con Israel y con el pueblo judío. Que se deje de marcar en las escuelas árabes a los judíos como siniestros personajes, al estilo de la propaganda nazi; que se eliminen radicalmente los grupos terroristas dispuestos a matar como arma política; que se den pasos reales hacia la conciliación… y entonces no debería haber obstáculos, por parte de Israel, para que los palestinos dispongan de su propia soberanía. Pero ¡ahora! ¿en que condiciones? Te parece razonable que Hamas disponga del poder de un estado soberano, capaz de armarse hasta los dientes, y con capacidad de actuar bajo cualquiera de los múltiples pretextos de la propaganda antisionista. ¿Esto es predicar justicia… o simplemente dar una pistola cargada a quien odia para que cumpla su propósito sin cortapisas? (mirando, despistado para otro lado, porque uno no está para entretenerse con esas minucias políticas) ¿Y esto puede justificarse con citas del siglo XIX o del XX, o de supuestas conspiraciones del poder y de la prensa judía? Vamos, Sasha, para ese resultado no hay necesidad de tantas sutilezas ni discriminaciones escolásticas entre el judío bueno y el judío malo.

Nota:

(1) citado por Paul Johnson, en “La historia de los judíos”, Vergara, 2004, pág. 630.

4 comentarios:

atrav dijo...

Hola, el número de junio de la revista La aventura de la Historia incluye un reportaje sobre la Guerra de los Seis Días. No sé si puede contar algo nuevo. Saludos.

atrav dijo...

Puede interesarte este blog:
http://neguevandme.blogspot.com/
Saludos

atrav dijo...

Leo que el rey jordano y el primer ministro libanés son personas respetables. Aquí tienes una entrevista con el libanés Siniora:

http://www.elpais.com/articulo/internacional/Libano/quiere/ser/campo/batalla/luchen/otros/elpepuint/20070616elpepiint_5/Tes

(No es un comentario para publicarlo, sólo para tu conocimiento.)

Saludos

Anónimo dijo...

"Del convencimiento de que el odio hacia los judíos en sus respectivos países de origen no mermaría nacía el movimiento sionista." Esta cita de Einstein que anoté no recuerdo dónde parece ignorarse en la crítica al Sionismo y a Israel, que no se explican sin lo primero aunque los ciegos no ven lo evidente, pero es más, también se ignora que los pioneros, fundadores de los kibutzim, eran gente de izquierda que poco o nada tenían que ver con el capitalismo. La crítica, cuando no es constructiva, es autodestructiva. Un dicho dice "por la boca muere el pez" y otro, este de Jesús, dice que más que las manos sucias, ensucian las palabras que salen del corazón.
Paz Ahora