domingo, 29 de noviembre de 2015

VI

Cuando los senderos se bifurcan para reencontrarse.
Alec Mendoza

Parte VI:

Winston Churchill comunicó a la Cámara que había recibido una carta del Dr. Weizmann, “un viejo amigo mío”, en la que informa que  el ejecutivo de la Agencia Judía ha pedido a su comunidad en Palestina, y cito sus palabras textuales: "trabajar sin descanso para echar fuera a los miembros de esta banda destructiva y prestar toda la ayuda necesaria  a la autoridades  para la erradicación de la organización terrorista."

Churchill conoció a Weizmann en 1915, cuando el prestigioso bioquímico era el director de los laboratorios del Almirantazgo. Allí descubrió el proceso ABE, que permitía obtener acetona, un disolvente cuya carencia amenazaba la producción de cordita  (explosivo utilizado por los cañones de la Armada Real), a través de la fermentación de la bacteria Clostridium acetobutylicum, conocida después en su homenaje como “organismo Weizmann

Churchill dijo la verdad, Weizmann era un viejo y leal amigo suyo y del Reino Unido. Pero, si durante muchos años los sionistas dependían de la buena voluntad de los británicos y atendían solícitamente sus solicitudes, la situación ya no era la misma en 1944 y el “viejo amigo” era muy respetado por todos, pero carecía de poder político real en el Ejecutivo de la Agencia Judía.

Quince días después del asesinato de Lord Moyne el Lehi fue puesto fuera de la ley por la Agencia Judía (recordemos que la banda de Stern o Leji y el Irgún o Etzell siempre fueron grupos armados clandestinos y nunca actuaron dentro de la ley, entendida como la legislación propia de la Agencia). 

La Haganá organizó la primera temporada de “caza”, conocida en Palestina como la “saison” (del francés "la saison de chasse”), que consistió en una persecución organizada contra los miembros del Irgun y Lehi para que cesaran sus actividades. Para la Agencia Judía ambos grupos armados eran políticamente lo mismo. 

En verdad, la Haganá realizó un esfuerzo concertado con los ingleses, para detener y entregar a los integrantes de las bandas rivales. Según Menachem Begin Jefe del Irgún, la Agencia y la Haganá denunciaron y/o capturaron a un gran número de luchadores. Fuentes británicas reconocieron que les entregaron aproximadamente 1500 terroristas.  Entre las víctimas de estos actos de entrega se encontraba parte de la comandancia del Irgún, principalmente Yaakov MeridorShlomo Lev Ami y Eliyahu Lankin. Los militantes del Irgún estaban dispuestos a tomar represalias contra sus ex compañeros de Haganá, esta actitud no prosperó: "No, no la guerra civil entre judíos", dijo Menachem Beguin. "Nuestra lucha no es a cualquier precio”.

El pequeño y hermético Lehi, a lo sumo tenía 700 integrantes que durante el día, la mayoría de ellos trabajaban como cualquier miembro del Yishuv y a la noche o cuando Lehi lo ordenaba se transformaban en guerrilleros, poseían un mayor grado de fanatismo y clandestinidad y soportaron mucho mejor la “caza”. La situación de Irgún era más complicada, su gente estaba uniformada y era conocida en el Yishuv, la mayoría de ellos había pertenecido a la Haganá. Estaban horrorizados ante el espectáculo de sus antiguos camaradas que estaban trabajando al servicio de la potencia ocupante entregando y hasta asesinando a patriotas judíos. Beguin ordenó efectuar un repliegue provisorio y esperar.

A fines de noviembre de 1944, lanzada la temporada de caza, Natan Friedman Yellin, alias "Yellin Mor" uno de los comandantes de Lehi, le dijo en la cara a Eliahu Golomb Jefe de la Haganá que Lehi “ejecutaría donde encontrara a la policía colaboracionista judía y a los delatores o informantes por ser todos ellos repugnantes traidores”. En consecuencia, Lehi actuaría en soledad durante la temporada de caza, y vaya si actuó duramente con los informantes judíos.

Antes de la temporada de caza, cuando los campos de batalla se alejaron de Egipto y del norte de África, pero, cuando Hitler todavía no había sido derrotado, la Haganá emprendió por primera vez, una campaña terrorista individual contra los británicos.

En 1943 ante las derrotas del Eje, Menachen Begin dio la orden de recomenzar las operaciones contra la administración británica y los palestinos, era el final del "armisticio" decretado oportunamente por Zeev Jabotinsky y David Raziel, ambos ya habían fallecido.

Haganá se limitaba exclusivamente en atentar contra los edificios y oficinas que controlaban la inmigración y al personal que tomaba decisiones, tratando de no causar víctimas inocentes. Siempre negaba su autoría en las acciones ante las autoridades británicas. Irgún y Lehi no tenían limitaciones, no aceptaban el control de la Agencia y sus decisiones eran autónomas (aunque no siempre fue así), realizaron continuos ataques contra británicos y palestinos.                          

La agresividad contra Gran Bretaña se debía en parte al creciente  apoyo norteamericano hacia ellos, en propaganda, movilizaciones, donaciones, armas y presiones al gobierno británico, pero sobre todo por la nueva relación de fuerzas entre sionistas y palestinos.

Durante más de tres decenios, bajo la protección y ayuda británica, el número, importancia económica, proyección internacional y la calidad en el entrenamiento militar de las organizaciones armadas judías habían aumentado considerablemente. 

Sobre este último aspecto debemos mencionar al legendario oficial del ejército británico Orde Wingate, un estratega militar poco común. Sus enseñanzas se concretaron en 1941 cuando La Agencia Judía creó el Palmaj, la fuerza de choque y asalto de la Haganá. Moshe Dayan, Yigal Alon, e Yitzhak Rabin entre muchos otros jefes militares se iniciaron en la Haganá, algunos a partir de los 14 años, todos fueron entrenados por Orde Wingate llamado el hayedid” (el amigo) por los soldados judíos que después pertenecieron al Palmaj bajo el comando de Yitzak Sadeh, alias “el Viejo”.

Especialmente durante la 2ª. Guerra Mundial varios miles de hombres y mujeres del Yishuv se integraron al ejército británico, a la RAF y a la Armada de Su Majestad, otros tantos formaron la Brigada Judía. La administración del Mandato cooperó con la Haganá (sin que los actores lo reconocieran), mediante la formación de: la Policía de los Asentamientos Judíos, las Fuerzas Auxiliares Judías, las Escuadras Nocturnas Especiales y los Notrim una especie de gendarmería urbana y rural de varios miles de hombres. Todos fueron entrenados y armados por los ingleses. Los Notrim tenían mandos británicos y eran una fuerza cuasi oficial.  

De todo esto carecía la totalidad de los palestinos, sus bandas tenían el liderazgo, la concepción de lucha anárquica y las armas que utilizaron en la 1ª. Guerra Mundial.

El entrenamiento militar y las experiencias en táctica y estrategia bélica obtenidas durante la Gran Rebelión y la Guerra Mundial fueron muy útiles en la denominada Guerra de independencia de Israel. Además tenían la formación y práctica brutal en la lucha de guerrillas del Irgún y el Lehi. 
Algo parecido ocurría con las cuotas de inmigración fijadas en los varios Libros Blancos emitidos por los británicos para calmar las protestas de los palestinos. Normas que poco se cumplían, los sionistas organizaban y realizaban inmigraciones ilegales de judíos permanentemente, ante la relativa pasividad e indulgencia de la autoridad colonial. Esto se interrumpía cuando la Agencia Judía utilizaba algún incidente o acción provocadora para realizar publicidad hostil contra el Reino Unido, o para contener fuertes reclamos de los nativos.

Algunos sionistas decían que Lord Moyne era un antisemita. Si, era tan antisemita como lo fueron Loyd George, Balfour, Churchill, MacMichael, Eden o Mac Millan, aunque todos ellos apoyaban a los sionistas en su proyecto palestino, porqué era conveniente para la estrategia imperial y los intereses de la Corona. Lord Moyne concentraba alguna antipatía de los sionistas debido a que en un debate en la Cámara de los Lores en 1942, comparó al sionismo con el nazismo, (los sionistas de Alemania apoyaban las leyes racistas de Núremberg) y los volvió a criticar cuando en Europa los judíos eran llevados a la muerte porqué los sionistas de la Agencia Judía no aceptaban la radicación de los judíos en otro lugar que no fuera Palestina.

Para el sionismo de la Agencia Judía los inmigrantes debían ir a Palestina, no en búsqueda de su salvación, debían ir para construir el futuro estado judío, por eso, debían ser jóvenes con estudios y si tenían dinero, mucho mejor,  podían utilizar el acuerdo Havara. El problema presentaba una contradicción muy simple, la gran mayoría de los judíos europeos perseguidos por los nazis no querían  ir a vivir a Palestina.

Dice Ilan Pappe en “Historia de la Palestina moderna, un territorio para dos pueblos” en las pp. 172 y 173. Edit. Akal.
Contrariamente a lo sostenido por su propaganda, los enviados sionistas tuvieron que hacer una gran labor de persuasión, rayando en la intimidación… para crear al menos  la impresión de que gran parte de los supervivientes del holocausto deseaban establecerse en Palestina. Finalmente sólo se radicó en Palestina el 10 por 100 de los tres millones de judíos que abandonaron Europa”.


Continúa

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