domingo, 22 de noviembre de 2015

V

Cuando los senderos se bifurcan para reencontrarse.
Alec Mendoza

Parte V:

El 9 de noviembre de 1944 Churchill envió a Sir Anthony Eden, quién era su protegido. Eden se había casado en segundas nupcias con la sobrina de Churchill. Como Secretario del Foreign Office Eden brindó un informe sin mayores detalles sobre el crimen, señaló la tristeza que embargaba al Reino Unido, identificó a los autores del atentado, destacó que los judíos condenaban severamente este asesinato y comunicó que el rey Jorge VI y la reina Isabel enviaron sus condolencias a la Familia Guiness y al Parlamento. 

Gerold Frank en su libro “La Escritura”, Asesinato en el Cairo durante la Segunda Guerra Mundial, de la Edit.  Simon & Schuster, 1963, escribió:
La prensa hebrea sobreactuó el duelo, no podía encontrar palabras lo suficientemente fuertes para denunciar la acción terrorista”. 
Fue una "abominación... desde que se fundó el sionismo", se lamentó Haaretz, el periódico más influyente en la Palestina judía, "ningún golpe más grave ha recibido nuestra causa."

El Dr. Jaim Weizmann dijo que se sentía tan conmovido por este vil crimen que, “me ha impactado de tal manera que hasta hizo adormecer la tristeza causada por la muerte de mi propio hijo desaparecido en combate contra los alemanes”. Efectivamente, su hijo más joven, el Subteniente Michael Oser Weizmann, piloto del British Escuadrón N° 502 de la RAF, murió cuando su avión fue derribado sobre el Golfo de Vizcaya. 

La Agencia Telegráfica Judía de Jerusalén  en un cable publicado en Londres el 9 de noviembre de 1944, informó que: El Dr. Weizmann, presidente de la Agencia Judía, envío a la residencia del Primer Ministro Churchill una sentida carta expresando "Los crímenes políticos de esta naturaleza son una abominación que implica a comunidades judías enteras en el sentimiento de culpa provocado por unos pocos asesinos. Le puedo asegurar que el pueblo judío en Palestina y sus órganos representativos han decidido hasta el límite máximo de su poder cortar desde la raíz y hasta las ramas, este mal que ha nacido en nuestro medio”.  

Tanto en “Churchill por sí mismo”, World Politics, página 442, como en Sir Martin Gilbert, Winston S. Churchill”, vol. VII, nos informan que el 17 de noviembre 1944 el Primer Ministro en la Cámara de los Comunes expresó con inocultable dureza:

"Este es un crimen vergonzoso que ha conmocionado al mundo, si nuestros sueños en pro del sionismo han de terminar en el humo de las pistolas de los asesinos, y nuestro trabajo para su futuro será producir un nuevo conjunto de gánsteres dignos de la Alemania nazi, muchos como yo, tendrán que reconsiderar la posición que hemos mantenido de manera consistente en el pasado. Si ha de haber alguna esperanza de un futuro pacífico y exitoso para el sionismo estas actividades malvadas deben cesar y sus responsables deben ser destruidos”.

Los británicos sabían que en el Ejecutivo de la Agencia Judía, en la Haganá y en el Yishuv se produjeron varias divisiones, recordemos que Yishuv es la palabra hebrea que se utiliza para referirse a la masa de colonos y pobladores judíos residentes en la Palestina otomana y posteriormente durante el Mandato Británico. El término completo es Hayishuv Hayehudi b'Eretz Yisrael. 

En la Agencia Judía había una facción partidaria de acciones violentas contra los británicos y se oponían a la tradicional posición moderada, paciente y probritánica de Weizmann.

En 1939 el lobby sionista de Londres había informado a las autoridades del Yishuv que la postura del gobierno británico no era favorable al proyecto judío, el Reino Unido intentaba compensar a los palestinos por la sangrienta represión efectuada por los británicos y la Haganá durante la Gran Rebelión de 1936-1939 que causó a los palestinos 5.000 muertos, 14.000 heridos, decenas de aldeas demolidas y sus dirigentes ejecutados  o exiliados.

En Downing Street fueron consideradas como muy inquietantes por su significado las siguientes palabras de Ben Gurion pronunciadas en 1939, antes de la difusión del Libro Blanco: 

"Nuestra mayor preocupación era la suerte que estaría reservada a Palestina después de la guerra. Ya estaba claro que los ingleses no conservarían su Mandato. Si se tenían todas las razones para creer que Hitler sería vencido, era evidente que la Gran Bretaña, incluso victoriosa, saldría muy debilitada del conflicto. Por eso, yo no tenía dudas que el centro de gravedad de nuestras fuerzas debería pasar del Reino Unido a América del Norte, que estaba en vías de asumir el primer lugar en el mundo".

En una entrega anterior nos habíamos referido a H. J. Temple, el vizconde de Palmerston, con cincuenta años de funcionario en distintos gobiernos del Reino Unido durante el siglo XIX. Palmerston se caracterizó por establecer alianzas con Francia, Rusia, y el Sultán otomano seguidas de rupturas con sus ex aliados para después de algún tiempo volver a amigarse y enfrentarse. Para justificarse ante el Parlamento brindó esta notable y franca confesión: “Señores, el Reino Unido no tiene amigos permanentes ni enemigos permanentes, sólo tiene intereses permanentes”.

Casi un siglo después, Ben Gurion demostró que era un gran discípulo de aquel Primer Ministro británico.

En el gobierno del Imperio y especialmente en la comisión de Relaciones Exteriores no tenían dudas que el “Libro Blanco de McDonald de 1939” a pesar de las justificaciones y explicaciones dadas a los sionistas fue asumido como una inmerecida puñalada. 

Neville Chamberlain había causado una fractura con la Agencia Judía, para el Foreing Office el libro Blanco se hizo por qué fue lo que debía hacerse, tratar que Palestina se mantenga lo más lejos y ajena posible a la guerra. (El verdadero problema era cuidar que los árabes no se plegaran a Alemania e Italia).

"En septiembre de 1940, los italianos bombardearon desde el aire el centro de Tel Aviv, causando más de cien víctimas... Cuando el ejército alemán invadió Europa y el Norte de África era probable que también conquistaran Palestina. En el verano de 1940 y en la primavera de 1941,… el peligro parecía inminente. El pánico cundió en el Yishuv,... Mucha gente trató de encontrar una forma de salir del país, no era fácil, algunos lo lograron... Muchos no se arriesgaban y portaban cápsulas de cianuro." Del historiador israelí Tom Segev en "El séptimo millón." (The Seventh Million: The Israelis and the Holocaust / Tom Segev ; translated by Haim Watzman, New York : Henry Holt, 2000.)

Ben Gurion le dio a Churchill una respuesta aparentemente clara y firme, pero que en el fondo era equívoca,  permitía realizar varias interpretaciones: “Lucharemos contra Alemania como si no hubiera Libro Blanco y lucharemos contra el Libro Blanco como si no hubiera guerra”.

Durante los años de guerra la mayoría de los dirigentes sionistas decidieron centrar sus esfuerzos en seducir a los judíos de EEUU.  Una parte considerable de ellos estaban más cerca de las posiciones revisionistas de Zeev Jabotinsky (Jabo) porqué suponían que la Agencia Judía y la Histradut, la Federación Obrera creada en 1925, estaban dominadas por el Partido Laborista y respondían a ideologías socialistas. Parece que los judíos de EEUU no sabían que Ben Gurion y Weizmann cuando se referían a Jabotinsky lo llamaban el “Hitler judío”.



Continúa.

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