Escribes, al principio, que yo debería ser sancionado por cometer lo que llamas con jerga boxística “golpes bajos” ¿Qué quiere decir con esto? ¿Qué he mencionado cosas que no debía mencionar? ¿Qué traigo temas que no corresponden a nuestra discusión? ¿Forma parte de estos “golpes bajos” afirmar que tus palabras serán acogidas con regocijo por todos los enemigos de Israel? ¿Acaso consideras que tus argumentos no son los de ellos, o que se le parecen en casi todo? En cualquier caso deberías explicarme que consideras “golpes bajos”, en principio para no volver a cometerlos, si comprendo que temas debo omitir; o en todo caso para conocer, de primera mano, que clase de cuestiones consideras poco pertinentes.
El nombre del blog deriva de la observación de que si bien son muchos y heterogéneos los interlocutores, nativos y extranjeros interactuando, pocos están dispuestos, sin embargo, a intentar comprender al "otro" y sus circunstancias para alcanzar acuerdos duraderos. Nada extraño, por otra parte, en la historia humana, pero por aquí, suele tomar características particularmente dramáticas, duras y crueles cuya resonancia implica a casi todo el mundo civilizado.
miércoles, 27 de junio de 2007
Para que la Paz y la Convivencia sea auténtica
Escribes, al principio, que yo debería ser sancionado por cometer lo que llamas con jerga boxística “golpes bajos” ¿Qué quiere decir con esto? ¿Qué he mencionado cosas que no debía mencionar? ¿Qué traigo temas que no corresponden a nuestra discusión? ¿Forma parte de estos “golpes bajos” afirmar que tus palabras serán acogidas con regocijo por todos los enemigos de Israel? ¿Acaso consideras que tus argumentos no son los de ellos, o que se le parecen en casi todo? En cualquier caso deberías explicarme que consideras “golpes bajos”, en principio para no volver a cometerlos, si comprendo que temas debo omitir; o en todo caso para conocer, de primera mano, que clase de cuestiones consideras poco pertinentes.
miércoles, 20 de junio de 2007
La raíz del conflicto (Sasha)
Dice Chuikov: “Estoy seguro que tus palabras son acogidas con regocijo en todos aquellos que les gustaría hablar de los judíos en tiempo pasado. No digo que sea tu propósito, lo que sí creo es que ese mensaje implica la santificación del odio hacia el judío, so pretexto que sólo se repudia al “sionista” y no al judío-de-a-pié, y conduce directamente a la justificación de la liquidación del Estado de Israel, por todos los medios violentos que estén al alcance de los “antisionistas”. (Si hubiera algún sistema de arbitraje, los jueces te impondrían algunas sanciones por dar golpes bajos).
Querido amigo Chuikov, en varias intervenciones anteriores he intentado, por supuesto sin el menor éxito, de describir las causas, las etapas y objetivos del proyecto sionista en Palestina.
Tus respuestas en forma metódica ignoran mis argumentos o son reinterpretados con una fuerte carga de atribuciones, por ejemplo: afirmas que no busco elucidar la raíz del conflicto, sino sólo “demonizar” a una de sus partes.
Chuikov voy a decirte en la forma más directa posible cual es para mí la raíz de esta enorme e injusta tragedia:
La causa raíz no es otra que el hecho de que a los palestinos se les arrebató su tierra, su patria ancestral, lo hicieron sin su consentimiento y lo lograron mediante el empleo de la fuerza. Los sionistas ejercieron una violencia intencional que fue fríamente planificada durante décadas y ejecutada brutalmente ante la indiferencia de la mayoría de las naciones y la dolosa mala conciencia de los europeos.
Todos los crímenes posteriores, absolutamente todos, incluido el tan publicitado "terrorismo" de los atentados suicidas de ayer y los katiushkas de hoy, no son más que la consecuencia inevitable de aquella injusticia original.
Esta es la raíz del conflicto, así de simple.
También me interrogas sobre los fines que me impulsan, cuando dices: ¿De que sirve que digas que no eres antijudío sino sólo antisionista?… ¡a quién estás sirviendo!.”
Chuikov, creo que tu sabes que yo sirvo a lo que siento y pienso que es mi verdad. Exclusivamente me impulsa la indignación ante el enorme e inmerecido atropello que se comete en forma continuada contra el pueblo palestino desde mucho tiempo antes del fatídico 14 de mayo de 1948.
Recuerdo que hace unos meses tu me decías: “ ...tenemos una defensa de lo palestino vicariante, sustituta del ataque frontal al judío, que es lo que realmente se desea, pero prefiere velarse”. Para develar esta otra calumniosa cuestión el 07-02-07 expuse mis argumentaciones, pero por tu reacción compruebo que mis razones son consideradas en algunos casos “sutilezas” y en otros casos, meras “discriminaciones escolásticas” o racionalizaciones que no merecen tomarse en cuenta.
Chuikov dice que: “...no niego el derecho de los palestinos a “tener su propio Estado”; pero antes de generar un estado enemigo cuya única política fundamental sea acabar con el vecino, cualquier judío sensato se lo pensará dos veces, si no más. Considero justo, pues, que el Estado palestino futuro tenga su desarrollo en la medida que no sólo los palestinos, sino los árabes en general firmen una paz real con Israel ...”
Trataré de ser bien concreto y llano: Para que los palestinos tengan su propio Estado no es necesario reeditar un vía crucis tipo Oslo, Madrid, Camp David , “hojas de ruta”, galardones Nobel, supuestas “generosidades” del invasor o fantochadas al estilo de la “desconexión unilateral”, todo eso ya se hizo.
Para que exista un Estado Palestino es necesario que:
1) Los sionistas deben regresar a los espacios que poseían con anterioridad a 1967, esto es, deben cumplir todas las resoluciones de la ONU.
2) Los sionistas deben aceptar que los palestinos expulsados de sus hogares, negocios y plantaciones puedan recuperar su legítimo dominio, status del que han sido privados por leyes expoliadoras y racistas sostenidas durante más de 40 años por las fuerzas militares de ocupación.
3) Los sionistas deben indemnizar todos los daños materiales y morales cometidos contra el pueblo palestino.
4) Los sionistas deben demoler todos los muros, verjas, vallas y puestos de control establecidos sobre los territorios ocupados, sin excepción alguna.
5) Los sionistas deben desocupar y reconocer que la zona este de la ciudad de Jerusalem será la capital del Estado Palestino.
Así habrá paz, convivencia auténtica y respeto de los derechos humanos para todos los seres humanos que vivan en la tierra de Palestina, sean estos de religión musulmana, judía, cristiana o no tengan religión alguna. Chuikov, ¿Se entiende lo que pienso? o ¿Todavía te parece algo sutil?
Luego, me planteas lo que tú llamas la pregunta fundamental: “¿qué es lo que persigues con esa denuncia del sionismo al cual sibilinamente separas del pueblo judío, como si fuera un grupo de peligrosos dementes racistas?”
Chuikov trataré de darte algunas respuestas sinceras y claras, tu decidirás si son significativas o no, es decir intentaré nuevamente no ser misterioso, ni obscuro, y sin aparentar importancia alguna.
Los judíos son aquellas personas que tienen su origen en la tradición de la fe de Moisés.
Por extensión, también puede hacerse referencia con los términos judaísmo y/o judería a la riquísima heredad cultural que se manifiesta en la música, pintura, ciencia, literatura, teatro, humor y otras expresiones del genio y espíritu de los judíos.
Chuikov no llego a comprender qué significa eso que tu denominas “pueblo judío”, hay en las diferentes naciones distintos grupos de creyentes religiosos, entre ellos, los de religión judía, pero pertenecen al pueblo nacional en el cual viven.
Yo Sasha no tengo ningún problema, dificultad ni malestar ante la religión de los judíos y admiro la riquísima cultura judaica. querido Chuikov, es hora de que lo aceptes.
El sionismo es una ideología, y es por eso que hay judíos sionistas y hay judíos que no son sionistas; hay cristianos sionistas y hay cristianos que no son sionistas; hay agnósticos y ateos sionistas y hay agnósticos y ateos que no son sionistas.
El sionismo es la doctrina nacionalista judía, es una creación europea surgida en el contexto del poder político colonialista del Siglo XIX .
El objetivo básico del sionismo se concretó mediante una extraordinaria y apabullante colección de vilezas, engaños y crueldades a mediados del Siglo XX.
Ese objetivo se implantó con población europea (mayoritariamente rusos, ucranianos y polacos), con recursos materiales europeos (Montefiore, Rotschild, Hirsh y otros) sobre la tierra de Palestina, tierra que estaba poblada por seres humanos semitas y originarios del Asia, el pueblo palestino.
Chuikov. tú mismo te estas refiriendo en forma general a esta ideología cuando dices:”está íntimamente emparentado con el racismo, por más que los nacionalistas no quieran aceptarlo. Subyace el espíritu de tribu y la misma concepción de “tribu” lleva a una sobre valuación de las características propias en detrimento de las ajenas”
Perfecto Chuikov, eso que has descripto también es sionismo, salvo que pienses que el único nacionalismo bueno y democrático sea el de los sionistas (faltaría agregar la palabra “ pacífico”, pero esto último no sería posible adjudicarlo).
Yo, Sasha me opongo radicalmente a la ideología sionista y considero que los sionistas son sujetos fanáticos, muy agresivos, claramente racistas y muy peligrosos para el mantenimiento de la paz en el mundo, ellos son mucho más peligrosos que Mahmud Ahmadinejad, porque los sionistas sí disponen de un arsenal atómico y de un variado menú de armas de destrucción masiva.
En general, estoy de acuerdo contigo cuando dices que “los palestinos han sido usados perversamente por sus propios amigos musulmanes; una de las tragedias, y no menos importante, de este pueblo es ser traicionado constantemente ... por sus supuestos aliados”. No comparto la extensión de ese cargo a sus líderes.
La cita de Paul Johnson es correcta, antes de la creación de la OLP los refugiados palestinos sólo eran las victimas de los sionistas y una pieza instrumental de los egipcios y de otros países de la región.
Chuikov, te lo digo por enésima vez, por duras y frontales que sean mis críticas al sionismo, nada tienen que ver con el vulgar antisemitismo, con supuestas antipatías hacia la religión o la cultura judía. Por favor no insistas más con este tema.
Este recurso descalificativo que tan bien saben elaborar los propagandistas del sionismo, sólo consigue confundir y distorsionar la normal confrontación de los argumentos y embrolla artificialmente la comprensión de los hechos.
Un cordial abrazo.
sábado, 2 de junio de 2007
La dinámica del odio
He leído y releído tu contestación, Sasha, y se me ocurren tantas cosas que, paradójicamente, me he quedado callado, y con ganas de no volver a escribir sobre esta cuestión. Pero considero un deber intentar contestarte. Un deber para conmigo mismo, y si de algo sirve (que lo dudo porque ¿Cómo convencer al que ya está convencido?) también para ti.
Me hablas de cómo la prensa adultera el conflicto, y estoy de acuerdo; pero del otro lado. Cuando oigo por televisión que los cohetes que se lanzan sobre una ciudad israelí, son “primitivos artefactos” (sic) lanzados por palestinos desesperados, algo así como una lluvia de flechas, no puedo menos que irritarme. Cuando se muestra en primer plano una mujer desesperada y un niño sangrando, mientras una voz en off habla de “asesinatos” selectivos, sin mencionar lo que realmente pasa; no puedo evitar pensar que estoy frente a otro diabólico Goebbels que muestra sin mostrar y que convierte los hechos en nuevos por el sofisticado procedimiento de mostrar la parte por el todo.
No se como será la prensa en tu país, pero te aseguro que aquí, en España, difícilmente se puede ver un noticiero sin que un amigo honrado de los judíos (con honradez estoy diciendo ni fanatizado, ni que acepta in totum la política del gobierno hebreo) pueda sentirse indignado por el tratamiento unilateral de la información.
Pero en este plano la conversación, o más bien los monólogos, son interminables. A un ejemplo le sucede un contraejemplo y no hay forma de terminar. En realidad la conversación repite, punto por punto, la falta de entendimiento que hace que este conflicto se eternice.
Usas las frases de antiguos sionistas de manera muy artera, debo decirlo. Es muy fácil encontrar afirmaciones irritantes, y de subido estilo nazi en cualquier nacionalista de cualquier país, en cualquier momento de nuestra historia reciente. Y esto sucede así porque el nazismo no ha sido otra cosa que la exacerbación de lo que existió en Europa primero y luego en los demás países del mundo. El nacionalismo está íntimamente emparentado con el racismo, por más que los nacionalistas no quieran aceptarlo. Subyace el espíritu de tribu y la misma concepción de “tribu” lleva a una sobre valuación de las características propias en detrimento de las ajenas (aunque ese balance sesgado quede, la mayor parte de las veces, en penumbra).
Por supuesto que existen nacionalistas democráticos en tanto no plantean métodos violentos y carecen de las posiciones extremas de otros que han hecho triste historia; pero yo no estoy juzgando políticos en activo, sino refiriéndome a las profundas afinidades que hay en todo pensamiento nacionalista como opuesto a un pensamiento liberal basado en la igualdad básica de todos los pueblos y en la necesidad de promover condiciones ni restrictivas ni directivas autoritarias de desarrollo social.
Por supuesto que puedo traer afirmaciones de autoridades palestinas, de antes de la existencia del Estado de Israel (para no hablar de las posteriores), que igualarían sino superarían las barbaridades dichas por algún sionista en su momento más calenturiento… pero lo considero ocioso, y en última instancia, participando de un juego que me parece sucio porque no busca la raíz del conflicto sino sólo demonizar a una de sus partes.
Yo no demonizo a los palestinos, ni deseo para ellos el infierno o la desaparición como pueblo; pero no creo que tengan posibilidades de éxito, de supervivencia y de desarrollo sin persisten en seguir a líderes extremistas y a ideologías profundamente autoritarias y antijudias. El Estado de Israel no puede ser eliminado por voluntad de Hamás, ni sus locos humanos-bomba (y no digo “hombres” porque la experiencia ha demostrado que no trepidan en usar mujeres y niños si con ello logran aumentar su cuota de cadáveres). Ni va a ser reducido el conflicto convirtiendo a los sionistas en el nuevo Satán, ni recreando el Holocausto como parece querer el actual presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, en amenazas que por cierto deberían ser tomadas en serio.
No sólo los palestinos, también los árabes y en general los pueblos islámicos están presos de una dinámica de odio que si bien por un lado los une en un odio común (frente a tantas cosas concretas que los separan), por el otro los lleva a un camino sin salida o hacia un holocausto generalizado donde desaparecerá el Estado hebreo y de paso las tres cuartas partes de los Estados islámicos.
Es curioso, por no decir espantoso, que aquellos que temían una guerra nuclear entre USA y URSS ahora no parecen particularmente afectados cuando Irán amenaza partir en dos a Israel, como si se tratara de un conejo corriendo por el desierto. ¿Es que te crees realmente que alimentando ese odio al judio y al Estado hebreo habrá alguna posibilidad de solución del conflicto?
¿De que sirve que digas que no eres antijudio sino sólo antisionista… si todos los estados árabes actualmente no hacen esa distinción, ni tampoco la hacen aquellos que quieren ver a todos los judíos en el agua, nadando frenéticamente frente a su Estado desaparecido! ¡a quién estás sirviendo! ¡piensas que los judíos van aceptar pasivamente que les corten la cabeza, confiando que los ejecutores sepan distinguir sabiamente entre el judío fanático, el judio liberal, y el judio pacifista!
Realmente tu discurso puede justificarse en muchas citas, en innumerables citas que demuestran simplemente que ha habido, hay y habrá judíos nacionalistas, judíos racistas y judíos , que como individuos, merecen una patada en el culo… pero ¡esto justifica que los judíos sean nuevamente aniquilados por ser un pueblo que sólo busca dominar-al-mundo!
En el conflicto que es el motivo de este intercambio de ideas los palestinos han sido usados perversamente por sus propios amigos musulmanes; una de las tragedias, y no menos importante, de este pueblo es ser traicionado constantemente por sus líderes y por sus supuestos aliados. Aunque prefiero eludir las citas para analizar lo que considero el fondo del asunto, no puedo evitar recordar lo que decía Radio El Cairo allá por los años 1950; “Los refugiados son la piedra angular de la lucha árabe contra Israel. Los refugiados son las armas de los árabes y el nacionalismo árabe” (1). Y siguen siendo rehén de la política que busca, antes que nada, eliminar el Estado hebreo del mapa de la región.
Así que mi pregunta fundamental es ¿qué es lo que persigues con esa denuncia del sionismo al cual sibilinamente separas del pueblo judío, como si fuera un grupo de peligrosos dementes racistas? Cuando en ese momento se cultiva hasta la perfección técnica el cultivo de reservas de “mártires” destinados a hacer volar civiles en todo Israel como política habitual (y no puedo menos que recordar las viejas prácticas localizadas en esa misma tierra de la secta de los “asesinos”) y cuando tenemos en el horizonte la posibilidad muy real de un estado iraní dispuesto a erradicar a Israel utilizando la bomba atómica (amenaza que no puede ser banalizada), ¿a que apunta la supuesta demostración de una conspiración sionista que abarca desde los medios de prensa occidentales hasta el gobierno de EEUU?
Estoy seguro que tus palabras son acogidas con regocijo en todos aquellos que les gustaría hablar de los judíos en tiempo pasado. No digo que sea tu propósito, lo que sí creo es que ese mensaje implica la santificación del odio hacia el judío, so pretexto que sólo se repudia al “sionista” y no al judío-de-a-pié, y conduce directamente a la justificación de la liquidación del Estado de Israel, por todos los medios violentos que estén al alcance de los “antisionistas”.
Por otro lado no me opongo, ni mucho menos, a la crítica a determinadas políticas de determinado gobierno de Israel; lo contrario sería absurdo, ya que daría carta blanca a cualquier gobierno so pretexto que tiene enemigos poderosos. Pero una cosa es criticar un gobierno y otro el atacar el pueblo que le da sustento. Tu diagnóstico del sionismo va más allá de marcar un grupo radical dentro del pueblo judío, implica a millones de personas que desde el Estado de Israel o desde el exterior apoyan la existencia de tal Estado y el derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras.
Naturalmente que no niego el derecho de los palestinos a “tener su propio Estado”; pero antes de generar un estado enemigo cuya única política fundamental sea acabar con el vecino, cualquier judío sensato se lo pensará dos veces, si no más. Considero justo, pues, que el Estado palestino futuro tenga su desarrollo en la medida que no sólo los palestinos, sino los árabes en general firmen una paz real con Israel y con el pueblo judío. Que se deje de marcar en las escuelas árabes a los judíos como siniestros personajes, al estilo de la propaganda nazi; que se eliminen radicalmente los grupos terroristas dispuestos a matar como arma política; que se den pasos reales hacia la conciliación… y entonces no debería haber obstáculos, por parte de Israel, para que los palestinos dispongan de su propia soberanía. Pero ¡ahora! ¿en que condiciones? Te parece razonable que Hamas disponga del poder de un estado soberano, capaz de armarse hasta los dientes, y con capacidad de actuar bajo cualquiera de los múltiples pretextos de la propaganda antisionista. ¿Esto es predicar justicia… o simplemente dar una pistola cargada a quien odia para que cumpla su propósito sin cortapisas? (mirando, despistado para otro lado, porque uno no está para entretenerse con esas minucias políticas) ¿Y esto puede justificarse con citas del siglo XIX o del XX, o de supuestas conspiraciones del poder y de la prensa judía? Vamos, Sasha, para ese resultado no hay necesidad de tantas sutilezas ni discriminaciones escolásticas entre el judío bueno y el judío malo.
Nota:
(1) citado por Paul Johnson, en “La historia de los judíos”, Vergara, 2004, pág. 630.